Nueva York, viviendo un sueño
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Hola, debo deciros, queridos lector@s que os agradezco mucho que leeais mi historía, siento no escribir muy a menudo, no tengo mucho tiempo libre, subiré uno o dos capítulos al mes, puede que incluso tres en algunos.
Un saludo,
Olivia Sanz
martes, 5 de noviembre de 2013
Hola a todos
Sé que debería escribir más a menudo y lo reconozco, ya nunca subo capítulos. En el instituto los cursos se complican y todo me resulta más difícil. Estoy trabajando en una nueva novela, se llama Invencible, no sé si me convendría subirla o no, eso es algo que debo pensar. Ésta, la verdad, es que es más difícil de continuar, lo intento pero realmente no le veo un final claro, cuando acabe la otra es posible que escriba un poco más de esta si vosotros queréis y si se me ocurren más ideas.
Gracias por vuestra comprensión.
Un beso,
Olivia Sanz
viernes, 28 de junio de 2013
Capítulo 7: Central Park (1ª Parte)
miércoles, 20 de marzo de 2013
Con más detalles el Capítulo 1: Preparando el viaje
martes, 5 de marzo de 2013
Capítulo 6: Despertar en Nueva York
Mientras iba hacia el ascensor me sonó el móvil con su tono de Rihanna de siempre, siempre he querido ir a un concierto suyo; eran mis padres, querían decirme que bajara a desayunar al buffet, que ya estaban todos allí, yo respondí que ya estaba bajando y colgué. Me dirigí a una entrada que estaba señalada ya que por ahí se iba al buffet, había mucha gente, entonces divisé a Marta en una mesa pegada a las cortinas, la mesa estaba llena de todo tipo de dulces y, algo salado.
- Has llegado muy tarde, menos mal que te he guardado algo. - me dijo mostrándome una bandeja llena de dulces.
- No, gracias. - le dije - prefiero comer huevos con bacon.
- Bueno - dijo Marta, ya con unos cuantos dulces en la boca.
Marta es una golosa, sin embargo, cuida su forma y es muy guapa y delgada.
Fui a pedir mis huevos con bacon y allí me encontré a mi hermana, estaba pidiendo su leche con Neskuit. Le dí un abrazo y se marchó. Cogí mi desayuno y volví a la mesa con Marta, que rápida, casi se lo había terminado todo.
- ¿Tienes algún plan pensado para hoy? - me dijo.
- Sí, la verdad es que me apetece ir a Central Park. - le dije.
- Me parece bien, es un sitio fantástico para un día tan bonito.
- Sí, cuando acabemos de desayunar vamos a preguntarles, ¿vale? - le dije.
- Sí, ahora, comamos.
Cuando terminamos de comer fuimos a la mesa donde estaban nuestros padres con mi hermana y Sol. Miré a mi padre y se lo pregunté:
- Papá, ¿podríamos ir a Central Park? Hace un día precioso, me gustaría que diéramos un paseo SOLAS Marta y yo, ya tenemos casi quince años, queremos un poco de libertad, ¿podemos?, ¡Por favor!
- Vaaale, podéis ir, siempre que los padres de Marta estén de acuerdo.
- Vale, ahora los llamo - respondió Marta y marcó el número de su madre. - ¿Mamá? Hola, ¿podríamos ir a Central Park? Los padres de Cleo nos llevaran y ella y yo pasearemos durante unas horas, ¿podemos? ¡Por favor!
Poco después de terminar de decir esto Marta se puso a dar saltitos de alegría mientras decia "¡gracias mamá, gracias papá! ¡Os quiero, adios!" y colgó, se dirigió a nosotros y dijo:
- ¡Han dicho que sí!
"Como si no nos hubieramos enterado" pensé yo.
- Os acompañaremos a la entrada, - dijo mi madre - nosotros vamos a dar un paseo por la ciudad con los padres de Marta y las niñas. A ver que hora es... Las once, os dejaremos hasta las tres, ¿vale?
- Sí, me parece genial - respondí.
- Vale, ¿tenéis que coger algo? - dijo mi padre.
Yo dije que sí, cogí un poco de dinero y aproveché para cambiarme, me puse unos pantalones vaqueros rojos, una camiseta gris de manga corta con un cinturón dorado y unas botas negras;
Marta también vino a cambiarse, se puso una camiseta de tirantes negra, unos vaqueros rotos, una chaqueta blanca, un fular, su bolso y unas bailarinas grises:
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sábado, 26 de enero de 2013
Capítulo 5: En el hotel
martes, 1 de mayo de 2012
Capítulo 4: La llegada
-Cleo, pide un taxi que nos lleve al hotel, ten, usa mi teléfono- me dijo mi padre.
-Vale papa- respondí.
Marta y yo estábamos marchándonos y su padre intervino:
-Marta, ¿adonde vas?
-Con Cleo.
-No, no. Tú te vas a por Rosa y Sol que se han querido quedar en esas sillas de allí.
Marta pensó que no valía la pena replicar así que respondió.
-Claro papa.
Y se alejó caminando.
Lo de pedir un taxi me flipaba, primero porque pondría en práctica todo lo que he aprendido y segundo porque cuando llegara el taxi podría decir "¡eh, taxi!" cosa que siempre me ha hecho mucha ilusión decir, jeje. En cuanto acabé la llamada me sentía satisfecha, me había entendido. Me quedé en la puerta esperando al taxi y en cuanto lo vi, alcé la mano y dije: "¡eh, taxi!", ¡que alucine! Llamé a mis padres que acudieron enseguida y también le envié un mensaje a Marta. Ella llegó con Rosa y Sol cogidas de la mano que estaban discutiendo sobre qué tipo de muñecas eran mejores, las barbies o las bratz, la pobre Marta tenia una cara de agotamiento que en cuanto la vi fui a echarle una mano y lleve a Sol y a Rosa con mis padres y empecé a hablar con ella:
-¿Cómo estás?- le pregunte.
-Me han vuelto la cabeza loca, que si qué muñeca me gustaba más, las barbies o las bratz, ¡ahfff!- me respondió.
Yo pedí un taxi grande, con asientos grandes, maletero grande... Un taxi autentico de Nueva York. En la parte de delante, junto al conductor, se puso el padre de Marta ya que habla inglés a la perfección para indicarle; en la segunda fila había dos pares de asientos, en unos nos sentamos Marta y yo y en los otros mis padres; la madre de Marta es muy buena y se ofreció para ponerse en la tercera fila con las peques. Para no molestar, mis padres estuvieron mirando donde podíamos comer aunque para nosotros era cenar ya que llegamos a las dos de la tarde de Nueva York y a las ocho de la tarde de España; Marta y yo nos pusimos a mirar por la ventana mientras escuchábamos música; Rosa y Sol estuvieron conectadas a la DS; la madre de Marta miraba guías y su padre le daba las instrucciones. Mis padres y los de Marta ya habían estado en Nueva York y por lo que nos habían contado, habíamos leído y escuchado nos parecía una ciudad maravillosa. Llegó un momento en que, hasta nosotras lo escuchamos, el padre de Marta gritó: "¡STOP!" y el coche pegó un frenazo, todos miramos por la ventana y vimos un precioso hotel muy grande y espectacular.
miércoles, 18 de abril de 2012
Capítulo 3: en el avión
Al llegar al aeropuerto tuvimos que esperar unos 20 minutos, luego nos llamaron para embarcar, en cuanto subí, tuve la sensación de que no volvería a ver mi ciudad en mucho tiempo, no sé porqué, pero la tuve. En el avión me olvidé de esa sensación, fueron ocho horas interminables, cada hora Marta y yo nos cambiábamos de sitio esperando ver Nueva York. La comida del avión estaba asquerosa. Marta y yo fuimos listas y escuchamos música sólo de un móvil o MP3 ya que nos gusta la misma música; cuando se acaba la batería de uno, cogíamos otro. Dormimos. Jugamos. Hablamos. A Rosa y Sol las llevaron a la cabina del piloto porque no paraban de calentarnos la cabeza y también a mis padres. Llegó un momento en que nos estábamos cambiando de sitio y las dos juntas vimos la Estatua de la Libertad: ese momento nunca lo olvidaré, Marta y yo en ese momento, nos abrazamos de la emoción y nos pusimos a gritar en voz baja. En ese momento nos avisaron por los altavoces de que estábamos a punto de aterrizar.