-Cleo, pide un taxi que nos lleve al hotel, ten, usa mi teléfono- me dijo mi padre.
-Vale papa- respondí.
Marta y yo estábamos marchándonos y su padre intervino:
-Marta, ¿adonde vas?
-Con Cleo.
-No, no. Tú te vas a por Rosa y Sol que se han querido quedar en esas sillas de allí.
Marta pensó que no valía la pena replicar así que respondió.
-Claro papa.
Y se alejó caminando.
Lo de pedir un taxi me flipaba, primero porque pondría en práctica todo lo que he aprendido y segundo porque cuando llegara el taxi podría decir "¡eh, taxi!" cosa que siempre me ha hecho mucha ilusión decir, jeje. En cuanto acabé la llamada me sentía satisfecha, me había entendido. Me quedé en la puerta esperando al taxi y en cuanto lo vi, alcé la mano y dije: "¡eh, taxi!", ¡que alucine! Llamé a mis padres que acudieron enseguida y también le envié un mensaje a Marta. Ella llegó con Rosa y Sol cogidas de la mano que estaban discutiendo sobre qué tipo de muñecas eran mejores, las barbies o las bratz, la pobre Marta tenia una cara de agotamiento que en cuanto la vi fui a echarle una mano y lleve a Sol y a Rosa con mis padres y empecé a hablar con ella:
-¿Cómo estás?- le pregunte.
-Me han vuelto la cabeza loca, que si qué muñeca me gustaba más, las barbies o las bratz, ¡ahfff!- me respondió.
Yo pedí un taxi grande, con asientos grandes, maletero grande... Un taxi autentico de Nueva York. En la parte de delante, junto al conductor, se puso el padre de Marta ya que habla inglés a la perfección para indicarle; en la segunda fila había dos pares de asientos, en unos nos sentamos Marta y yo y en los otros mis padres; la madre de Marta es muy buena y se ofreció para ponerse en la tercera fila con las peques. Para no molestar, mis padres estuvieron mirando donde podíamos comer aunque para nosotros era cenar ya que llegamos a las dos de la tarde de Nueva York y a las ocho de la tarde de España; Marta y yo nos pusimos a mirar por la ventana mientras escuchábamos música; Rosa y Sol estuvieron conectadas a la DS; la madre de Marta miraba guías y su padre le daba las instrucciones. Mis padres y los de Marta ya habían estado en Nueva York y por lo que nos habían contado, habíamos leído y escuchado nos parecía una ciudad maravillosa. Llegó un momento en que, hasta nosotras lo escuchamos, el padre de Marta gritó: "¡STOP!" y el coche pegó un frenazo, todos miramos por la ventana y vimos un precioso hotel muy grande y espectacular.
Ayyy porque no la sigues!!! bueno me encanta ;3 :D Muacsss http://abigailsbruillon.blogspot.com.es/
ResponderEliminarPD: Smiley Lovatic de Tuenti
hoy subo el proximo, gracias!!
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