Queridos lectores:
Sé que debería escribir más a menudo y lo reconozco, ya nunca subo capítulos. En el instituto los cursos se complican y todo me resulta más difícil. Estoy trabajando en una nueva novela, se llama Invencible, no sé si me convendría subirla o no, eso es algo que debo pensar. Ésta, la verdad, es que es más difícil de continuar, lo intento pero realmente no le veo un final claro, cuando acabe la otra es posible que escriba un poco más de esta si vosotros queréis y si se me ocurren más ideas.
Gracias por vuestra comprensión.
Un beso,
Olivia Sanz
Páginas
Hola, mi nombre es Cleo y vivo en Nueva York, pero soy española y os voy a contar mi historia
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Hola, debo deciros, queridos lector@s que os agradezco mucho que leeais mi historía, siento no escribir muy a menudo, no tengo mucho tiempo libre, subiré uno o dos capítulos al mes, puede que incluso tres en algunos.
Un saludo,
Olivia Sanz
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Hola, debo deciros, queridos lector@s que os agradezco mucho que leeais mi historía, siento no escribir muy a menudo, no tengo mucho tiempo libre, subiré uno o dos capítulos al mes, puede que incluso tres en algunos.
Un saludo,
Olivia Sanz
martes, 5 de noviembre de 2013
viernes, 28 de junio de 2013
Capítulo 7: Central Park (1ª Parte)
Mis padres, mi hermana, Sol, Marta y yo subimos en el taxi. Mi padre está pensativo y resopla de vez en cuando, creo que era por pagar tanto taxi, yo también estaría así, los taxis aquí son más caros que en España, supongo que dentro de unos días alquilaremos un coche.
Elegí el mismo asiento que el día anterior, al lado de la ventana, Marta se siento a mi lado y sacó del bolso su móvil y sus auriculares, me ofreció uno pero yo lo rechacé aunque le di las gracias, ella alzó los hombros, se lo colocó en la oreja y eligió una canción. Yo apoyé el codo en la ventana, mirando al exterior, se alzaban rascacielos, altos e imponentes, me imaginé viviendo en uno de ellos, levantándome cada día y mirando por el gran ventanal de mi habitación, viendo esa increíble vista de la ciudad, sería maravilloso.
Saqué de mi bolso el teléfono móvil y los auriculares, seleccioné la carpeta de música, Pop, y me volví, Rosa y Sol seguían como ayer, pegadas a sus Nintendos, de vez en cuando alguna decía "¡Toma!" o "¡Te voy a ganar!"; mis padres estaban hojeando guías, creo que era la sección de Central Park. Me volví a acomodar en mi asiento y las canciones pasaban rápidamente, Love Story, Tell Me A Lie, Where Have You Been, Send It On... Giré la cabeza y vi a mi padre asomado hacia el conductor, haciéndole indicaciones con la mano, creo que le estaba diciendo que gire a la derecha porque, el caso es que el conductor lo hizo, miré por la ventana contraria a la mía y vi una entrada que supuse que daría a Central Park, sonreí de felicidad, estaba deseando entrar.
El taxi para justo en la entrada y vi como mi padre le dio el dinero correspondiente y bajamos del coche, allí se respiraba el suave y dulce olor de la naturaleza que me llenaba los pulmones y me hacía sonreír, empecé a dar vueltas mientras alzaba los brazos, la gente me miraba extrañada pero no me importaba, estaba demasiado feliz para renunciar al poder que puede tener en uno mismo la naturaleza, pensé que estaba cruzando bosques y playas. Desperté de mi fantasía cuando Marta me tocó el brazo:
- Cleo, tu padre nos llama. - dijo, mirando a su alrededor, creo que era por si quedaba alguien más mirando pero asentí.
- Voy
Me acerqué a mi padre, estaba serio, pero, noté que se estaba muriendo de risa por dentro.
- Tened mucho cuidado, hay mucha gente es fácil perderse y... - se interrumpió y nos enseñó una amplia sonrisa- pasarlo bien, te quiero - añadió mirándome a mí.
- Y yo a ti papá, adiós.
- Adiós. - dijo Marta.
Queríamos verlo todo, era tan hermoso, tan maravilloso que yo seguía pensando que no podía ser cierto, llevaba desde los diez años deseando ir a Nueva York y, ahora, estaba allí. Había gente paseando, niños volando cometas, parejas dando un bonito paseo, creo que nunca volví a ver algo tan especial; había también una banda de música con gente alrededor que aplaudía y cantaba con ellos, era Call Me Maybe, Marta me tiró del brazo y me arrastró a cantar con ella, un miembro de la banda, un chico de piel oscura y cabellos negros nos hizo una señal para que cantáramos con ellos, Marta tomó el micrófono y se puso a bailar y a cantar, yo intenté seguirle el ritmo pero nunca había sido buena bailarina, pero, al final de la canción todo el mundo nos aplaudió y los miembros de la banda nos dijeron que teníamos talento. Una niña rubia de unos siete años se me acercó y me dijo que había sido espectacular y que era mi mayor fan, yo le dí las gracias y un abrazo. Sonreí, tenía una fan, era una tontería, lo sabía, pero me alegraba saber que alguien pensaba que podría tener una oportunidad en esto.
Continuamos nuestro paseo, cada sitio por el que pasábamos era diferente, un ambiente diferente, gente diferente, cosas diferentes. Cada vez que miraba a Marta ella estaba con una gran sonrisa en los labios, la última vez que la vi sonreír así fue cuando teníamos ocho años, nuestros padres nos habían apuntado a un coro, había que hacer solos pero, a nosotras no nos cogieron, aun así, estábamos felices, estábamos haciendo lo que mas nos gustaba frente a un público que nos aplaudía en cada canción y que nos felicitó cuando acabó el concierto, pero, lo mas importante es que estábamos haciendo lo que mas nos gustaba juntas; cuando cantamos la última canción vi dibujada en la cara de Marta la misma sonrisa que veía en Central Park, una sonrisa cargada de ilusión y alegría.
Estuvimos andando como media hora, hasta que nos detuvimos en una zona en la que no había demasiada gente. Era amplia, con varios bancos en los extremos, con mucha flora de todo tipo, desde frondosos olmos hasta pequeñas flores, posee las últimas arboledas de olmos americanos del nordeste de los Estados Unidos, que están protegidos. Encontramos un banco a la sombra de uno de ellos y decidimos sentarnos allí. Había un pequeño escenario donde subiría a tocar un grupo de músicos alguna vez, parecía que iba a ver una actuación en breve ya que estaban colocando altavoces, micrófonos e instrumentos. Entonces el estómago empezó a dolerme, tenía hambre, el desayuno de esa mañana había sido enorme pero todavía no me había acostumbrado a la diferencia horaria de aquí comparada con la de España. Puse una mano en mi estómago mientras pensaba si había visto algún lugar cercano donde comer. Marta me tocó el brazo y habló, sostenía algo en la mano.
- Cleo, mira esto, lo acabo de encontrar - . Dijo, entonces me mostró el papel y comenzó a leerlo - ¿Tiene hambre? ¿Necesita un buen restaurante? - "Vaya, - pensé - parece que me ha leído el pensamiento" - Venga a Robert's y disfrutará de la mejor comida que se le puede ofrecer en Central Park. ¡El hambre solo la compensa Robert's!
- ¡Qué lema tan ridículo! - exclame y le dí la vuelta al folleto - El restaurante se encuentra a dos manzanas, mas o menos, y, mira hay zona para llevar y el grupo va a empezar a tocar.
- Esta bien - dijo Marta guardándose el papel en el bolso - Iré a por la comida y tú quédate aquí guardando el banco, te pediré lo de siempre ¿de acuerdo? Espero no tardar mucho.
- ¡Si corres tardaras menos! - Respondí, pero ella ya había echado a correr y puede que no me oyera.
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Ha tardado pero ya lo he subido, gracias por la paciencia. Ha sido un poco duro de escribir, no sabía como introducir lo que vendrá después, no tengo mucha gente que lo lea por lo tanto tampoco tengo mucha prisa en escribir, os agradecería que a los que lo leáis se lo comentéis a más gente y que comentéis lo que os gusta, lo que cambiaríais; a un escritor siempre le vienen bien las opiniones para mejorar, ante todo os doy las gracias por leerlo y por esperar.
PD: ¿Hay alguien que sepa como se le ponen pestañas al blog? Es que me gustaría añadir una descripción de cada personaje con su correspondiente foto y un resumen de la novela. Gracias por vuestra ayuda.
Un beso,
Olivia Sanz
miércoles, 20 de marzo de 2013
Con más detalles el Capítulo 1: Preparando el viaje
He decidido alargar el capítulo 1 porque me parecía que quedaba un poco corto y sin demasiada explicación. Gracias.
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Hola, mi nombre es Cleo y quiero contaros mi historia, a ver, por donde empiezo... Ah, sí, por donde empezó todo, el 23 de Junio.
Hacia ya días que el instituto había acabado pero decidimos juntarnos esa tarde toda la pandilla para pasarlo bien y despedirnos mejor, somos cuatro chicos y cinco chicas, entre ellas mi mejor amiga, Marta, tiene el pelo marrón oscuro tanto como sus ojos, a mi me parece muy guapa porque lo es y me recuerda a una actriz que nunca logro recordar; en la pandilla están Martina, Esther, Alejandra, Diego, Mario, David, Jorge y nosotras dos; quedamos a las siete, en una cafetería de Madrid, me pasé por casa de Marta a recogerla ya que nos iríamos en autobús, ella llevaba una blusa fucsia y unos vaqueros grises cortos y yo una camiseta blanca con letras que ponía "don´t forget your dreams", no olvides tus sueños y eso es lo que hago, pensar en ser cantante algún día, pero se que es casi imposible y que lo mas posible es que no lo consiga pero, como se dice, soñar es gratis, el año que viene empezaré el conservatorio de canto, junto a Marta, ya que ella también quiere serlo. Mientras yo pensaba en todo esto Marta me estaba hablando de su antiguo novio Juanjo, últimamente no para de hablar de eso, ¡y cortaron hace dos meses! A veces intento escucharla y comprenderla, pero yo ya se lo que paso y por mas que me lo cuente no va a conseguir que vuelva con ella, ya ha tenido cinco novios en 4º de la ESO , ya conseguirá otro, en cambio yo no he tenido ninguno, tuve uno o dos en primaria pero no era nada serio, de momento mientras me lo contaba me limitaba a asentir y de vez en cuando soltar un "aja" pero ya esta, hasta que anunciaron nuestra parada.
Pagamos al conductor y salimos del autobús, seguimos todo recto y después giramos a la izquierda, la cafetería estaba a la vuelta de la esquina, ya estaban todos allí que se pusieron a hacernos señas y a gritar nuestros nombres, Marta y yo no parábamos de reír, cuando llegamos nos abrazamos y pasamos dentro de la cafetería, estaba decorada como en los años noventa, pedimos una mesa y nos sentamos allí, pero los chicos no duraron mucho ya que enseguida estaban pidiéndonos que jugáramos al futbolín con ellos, nosotras aceptamos tres partidas, en una ganamos y en las demás perdimos mientras veíamos como los chicos se chuleaban, decidimos no hacer caso y nos sentamos de nuevo en la mesa mientras ellos seguían jugando al futbolín, pedimos unos refrescos y nos pusimos a charlar sobre lo que haríamos en vacaciones, Esther comentó que como todos los años se iría a Cádiz con su familia, Martina "Tina", dijo que se quedaría en Madrid o iría a un pueblo cercano a visitar a su familia y Alejandra "Ale" dijo que sus padres la iban a mandar a Londres durante un mes para mejorar su ingles. Tengo que reconocer que me parecían veranos bastante buenos pero no podían compararse con el que íbamos a pasar Marta y yo, íbamos a ir a Nueva York, la ciudad de nuestros sueños, en la que llevábamos ahorrando todo el curso, al final, iríamos, estábamos tan contentas que ni nos lo creíamos, recuerdo el día en que mi padre me lo dijo, hace dos semanas mas o menos, me llevó al salón, porque mi madre y mi hermana Rosa no estaban y me lo dijo, me dijo que tenia dos buenas noticias, la primera que nos íbamos a Nueva York con la que me puse a saltar hasta que me interrumpió diciéndome que todavía quedaba la segunda así que me calle y me dijo que ¡Marta y su familia también se venían! ¡Marta y yo en NUEVA YORK! También me dijo que se venia Sol, una amiga de mi hermana para hacerle compañía, cosa que no le preste demasiada importancia porque ya estaba gritando y saltando otra vez, a la media hora vinieron unos vecinos a quejarse del jaleo y mi padre fue quien tuvo que pedir perdón porque yo ya estaba al teléfono hablando con Marta y contándoselo pero a ella también se lo habían dicho y justo cuando yo llamé ella tenia el teléfono en la mano para llamarme. En ese momento me hice una pregunta a mí misma, ¿como mis padres y los de Marta habían conseguido el dinero? Marta y yo llevábamos ahorrando todo el año pero no nos daba ni para el billete de avión pero decidí disfrutar y ya pediría explicaciones luego aunque no fueron muy convincentes.
Mientras hablamos de todo esto, al final, los chicos se pusieron con nosotras, ellos se iban de campamento todo el verano, un campamento en Irlanda, que guay. Al cabo de una hora pagamos y nos fuimos a los recreativos de al lado y estuvimos probando todas las maquinas, mi favorita era la de bailar donde me pase la mayoría del tiempo compitiendo contra Ale mientras Esther grababa, Tina y Marta se fueron con los chicos a jugar a los juegos de motos y coches hasta que decidimos jugar todos en una mesa grande al Hockey con disco, ganamos David, Tina, Marta y yo; en ese momento miré el reloj, las nueve y media, era hora de despedirse ya que a las diez Marta y yo teníamos que estar en casa porque Marta se quedaba a dormir para preparar las maletas y hacer los planes para cuando estemos allí, al despedirnos Marta y yo nos pusimos llorosas al igual que Esther y Tina pero Ale y los chicos nos daban ánimos, aunque creo que sentían la misma pena, Tina y Ale pidieron un taxi y los chicos, Esther y nosotras fuimos en el autobús, llegamos a la parada mas cercana a mi casa y nos despedimos de los demás igual que nos habíamos saludado, con un fuerte abrazo, se limpie las lagrimas con la mano y salimos del autobús, Marta y yo, cogidas de la mano. Llegamos al portal de mi casa y la primera que nos saludó fue Dulce, mi gatita querida, la acaricié y Marta se quedó con ella mientras yo iba a la cocina, donde estaba mi madre:
- Hola, ya hemos llegado - dije, en ese momento mi madre se volvió y me sonrió. - ¿Qué hay de cenar?
- Ternera con patatas, ir a poner la mesa.
- Vale.
Fui al hall y Marta seguía ahí con Dulce, le pregunte si me ayudaba a poner la mesa y ella asintió. Mi hermana estaba allí, en el salón, viendo la tele, nos vio y nos saludó, pusimos la mesa y a los diez minutos mi madre anunció que ya estaba la cena, mi padre salió de su despacho y nos pusimos a cenar, terminamos a las once, hora en la que Marta y yo nos fuimos a mi habitación para "dormir", lo pongo entre comillas porque no creo que durmamos nada y así fue, estábamos demasiado nerviosas y emocionadas así que el cansancio no nos afecto demasiado, dejamos todo cargando, los móviles, las DS y el mp3, se suponía que mañana por la mañana prepararíamos las maletas pero no podemos aguantar, metemos nuevas fotografías en nuestro "Cofre de Nueva York" que es donde tenemos todo lo que tenemos de Nueva York y nos pasamos la noche hablando de lo bien que lo pasaremos este mes y medio y planeamos lo que haremos cada día.
martes, 5 de marzo de 2013
Capítulo 6: Despertar en Nueva York
Mientras iba hacia el ascensor me sonó el móvil con su tono de Rihanna de siempre, siempre he querido ir a un concierto suyo; eran mis padres, querían decirme que bajara a desayunar al buffet, que ya estaban todos allí, yo respondí que ya estaba bajando y colgué. Me dirigí a una entrada que estaba señalada ya que por ahí se iba al buffet, había mucha gente, entonces divisé a Marta en una mesa pegada a las cortinas, la mesa estaba llena de todo tipo de dulces y, algo salado.
- Has llegado muy tarde, menos mal que te he guardado algo. - me dijo mostrándome una bandeja llena de dulces.
- No, gracias. - le dije - prefiero comer huevos con bacon.
- Bueno - dijo Marta, ya con unos cuantos dulces en la boca.
Marta es una golosa, sin embargo, cuida su forma y es muy guapa y delgada.
Fui a pedir mis huevos con bacon y allí me encontré a mi hermana, estaba pidiendo su leche con Neskuit. Le dí un abrazo y se marchó. Cogí mi desayuno y volví a la mesa con Marta, que rápida, casi se lo había terminado todo.
- ¿Tienes algún plan pensado para hoy? - me dijo.
- Sí, la verdad es que me apetece ir a Central Park. - le dije.
- Me parece bien, es un sitio fantástico para un día tan bonito.
- Sí, cuando acabemos de desayunar vamos a preguntarles, ¿vale? - le dije.
- Sí, ahora, comamos.
Cuando terminamos de comer fuimos a la mesa donde estaban nuestros padres con mi hermana y Sol. Miré a mi padre y se lo pregunté:
- Papá, ¿podríamos ir a Central Park? Hace un día precioso, me gustaría que diéramos un paseo SOLAS Marta y yo, ya tenemos casi quince años, queremos un poco de libertad, ¿podemos?, ¡Por favor!
- Vaaale, podéis ir, siempre que los padres de Marta estén de acuerdo.
- Vale, ahora los llamo - respondió Marta y marcó el número de su madre. - ¿Mamá? Hola, ¿podríamos ir a Central Park? Los padres de Cleo nos llevaran y ella y yo pasearemos durante unas horas, ¿podemos? ¡Por favor!
Poco después de terminar de decir esto Marta se puso a dar saltitos de alegría mientras decia "¡gracias mamá, gracias papá! ¡Os quiero, adios!" y colgó, se dirigió a nosotros y dijo:
- ¡Han dicho que sí!
"Como si no nos hubieramos enterado" pensé yo.
- Os acompañaremos a la entrada, - dijo mi madre - nosotros vamos a dar un paseo por la ciudad con los padres de Marta y las niñas. A ver que hora es... Las once, os dejaremos hasta las tres, ¿vale?
- Sí, me parece genial - respondí.
- Vale, ¿tenéis que coger algo? - dijo mi padre.
Yo dije que sí, cogí un poco de dinero y aproveché para cambiarme, me puse unos pantalones vaqueros rojos, una camiseta gris de manga corta con un cinturón dorado y unas botas negras;
Marta también vino a cambiarse, se puso una camiseta de tirantes negra, unos vaqueros rotos, una chaqueta blanca, un fular, su bolso y unas bailarinas grises:
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Cogí el bolso y nos dirigimos a la entrada, allí nos esperaban mis padres, Rosa, Sol, los padres de Marta y un taxi parecido al del día anterior, decidí ponerme en el sitio del día anterior, mi padre le dió la dirección al conductor y nos dirigimos a Central Park.
sábado, 26 de enero de 2013
Capítulo 5: En el hotel
Bajamos del coche sin apartar la vista del maravilloso hotel, por lo menos Marta y yo, todo era tan increíble que parecía un sueño, tenia muchas ganas de estar a solas con Marta para poder hablar de todo esto.
- Marta, vamos a coger las maletas.-dije yo.
- Sí, vamos, y rápido.- respondió ella.
Me acerque al coche y cogí mi maleta azul y Marta cogió la suya lila. Mientras nos dirijamos a la entrada del hotel me fije en el nombre del hotel, se llamaba "Amazing New York", tenia cuatro estrellas. Estábamos ya cerca de la entrada cuando mi padre nos llamó.
- ¡Esperad, estaos quietas! - dijo él.
- ¿Por qué? - preguntamos nosotras.
- Porque antes hay que registrarse y pedir las habitaciones.
- ¡Ah! ¡Es verdad! Lo sentimos, es que estábamos tan entusiasmadas. - dijo Marta.
Mientras esperábamos a que terminaran de coger las maletas, estuvimos mirando el hotel con más detalle. El edificio era gris, seguramente por el reflejo de los edificios ya que parecía que estaba formado por cristales o espejos, las ventanas eran grandes, era precioso, un gran rascacielos. Cuando terminaron de coger el equipaje el taxi se marchó y nos dirigimos a la puerta del hotel. Marta y yo queríamos ser las primeras en entrar y así fue. Entramos y miramos a nuestro alrededor, lo primero que vi fue una mesa con una réplica exacta de Nueva York, nos acercamos para verla mejor, estaba el maravilloso Central Park, el espectacular Chrysler, el altísimo Empire State Building, los maravillosos museos de esta ciudad, la famosísima Times Square, la preciosa Estatua de la Libertad ¡incluso el hotel! Era una maqueta preciosa.
Además, era todo lo moderno que se podía imaginar, había una lámpara blanca, tres sofás blancos con una mesa de cristal, en otro lado unos sillones negros con una estantería gris y la recepción también había ordenadores y wifi gratis, tenía muchas ganas de hablar con mis amigas y contarles todo esto. Mis padres y los de Marta fueron a recepción a pedir el número de las habitaciones. Cogí de la mano a Marta y la llevé a uno de los sillones.
- Esto es increíble, el hotel, la ciudad, todo. - dijo Marta.
- Parece como si todo se fuera a cumplir, - respondí - como si no hubiera nada que no pudiéramos hacer.
- Sí, es cierto, pero, ¡todavía nos queda ver nuestra habitación!
- ¡Sí!
En ese momento nos llamaron nuestros padres, ya les habían dado las habitaciones. Había tres ascensores, uno muy grande y los otros dos pequeños, nosotros cogimos el grande, vi como mi madre le daba al botón de la 6º planta. Al llegar giramos a la derecha, la zona de las habitaciones de la 620-650 y nos detuvimos en frente de tres habitaciones.
- Están son nuestras habitaciones - dijo mi padre.
Eran la 645, 646 y 647.
- Vosotras dormiréis en la 646 - dijo dirigiéndose a nosotras - Luis y Elena, vosotros en la 647, yo con mi mujer y las niñas en la 645 que tiene una habitación más, según me han dicho en recepción Portaros bien, colocad vuestra ropa y descansad, a ver son las 6 y media dentro de una hora y media iremos a recogeros para buscar un McDonald y cenar, pasarlo bien - nos dijo.
Nos despedimos y entramos entusiasmadas en nuestra habitación, había un corto pasillo, al cruzarlo, había un bonito salón con dos cómodos sillones rojos y un gran sofá del mismo color frente a una televisión enooorme de pantalla plana, al lado del sofá y de los dos sillones había una mesa de cristal con una foto del Empire State Building en blanco y negro, y detrás, un escritorio negro con un ordenador, detrás había una puerta, la abrimos y vimos una preciosa habitación con una lámpara con forma de rascacielos, otro escritorio, una televisión mas pequeña que la otra, un sofá de piel marrón y nuestras camas, cada una con una mesita de noche negra y de cristal con una lámpara y los armarios. Había una puerta que llevaba al cuarto de baño.
- Wow - dije yo - esto es maravilloso.
- Ya ves - respondió Marta.
Marta se puso a sacar las cosas de su maleta, yo volví al salón y abrí las cortinas, esas vistas me impresionaron más que todo lo que había visto antes, era una vista preciosa, estuve unos cuantos minutos mirando hasta que Marta me llamó, dijo que seria mejor que deshiciera mi maleta y es lo que me dispuse a hacer. Pasamos una hora y media chateando, ordenando y viendo la tele hasta que llamaron a la puerta, eran mis padres y los de Marta, habían encontrado un McDonald en Times Square así que fuimos allí y aprovechamos para ver un poco la ciudad, Nueva York por la noche es todavía más bonita que por el día, sobre las diez volvimos al hotel y descansamos de ese día tan largo pero maravilloso.
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